Esa soy yo

No existe en el mundo otra persona como yo, ¿sabes? Tampoco existe otra sonrisa como la tuya, que me haga sentir que soy fuerte, que puedo con todo. Pero bueno, ese es otro tema. Vagueo 25 horas al día y pienso en ti más de lo que es bueno. Me gusta el 43 y el Vodka, pero si bebo es para verte dos veces. ¿Loca yo? Por favor, me ofendes. Simplemente tengo los huevos de ser como soy y no como quieren que sea. ¿Quieres hablar de mí? Hazlo, pero ya que presumes de valentía, mejor que sea a la cara. Estoy harta de personas que van de mucho y no llegan a nada, estoy harta de personas que prometen ser tan importantes como el universo y al final no llegan ni a un soplo de aire fresco. Me gusta ser así. Vivir la vida al máximo. Reírme de los momentos malos que pasé. Llorar hasta hartarme cuando mi vida está patas arriba. Y después sacar fuerzas de donde sea para levantarme del suelo y volver a dar guerra. Enrollarme con los mejores chicos de la ciudad. Tener un carné falso para entrar en cualquier lugar. Fumar y evadirme en el humo. Emborracharme hasta no acordarme de como me llamo. Tener los tacones más altos del país y acabar volviendo a casa descalza. Ser la princesa de tus sueños y la reina de mi vida. Quiero todo lo que sea imposible de tener. En resumen, quiero tener el mundo a mis pies. Pienso que en la vida si no te arriesgas no vives, y por eso un día decidí tirar los miedos por el balcón y empezar a ser la loca que sonríe 25 horas al día, la que improvisa porque odia los planes, la que canta en medio de un montón de gente aunque desafine, a la que no le importa bailar en medio de la calle. Esa soy yo, y si no te gusta, ahí tienes la puerta.

17 junio 2012


Querida almohada:
Quería darte las gracias por todo lo que estás haciendo por mí. ¿Quién me ha visto llorar más veces que tú estos últimos meses? Y ninguna de las veces ha sido de alegría. Te he abrazado cuando he tenido miedo porque no sabía qué iba a pasar al día siguiente, cuando mi mundo se ponía patas arriba y yo no podía mantener el equilibrio, cuando la gente de mi alrededor me engañaba, cuando jugaban con mis sentimientos, cuando no encontraba nada a lo que agarrarme para dejarte por la mañana y lo único que quería era que el día pasara rápido para volver a estar contigo. Todos esos días en los que no sabía quién quería ser, en los que no sabía por qué camino tirar sin equivocarme, fuiste la única que estuvo ahí. Nunca hablas, pero tampoco me juzgas. Simplemente escuchas mis gritos, mis llantos, mis súplicas y mis insultos. Escuchas pacientemente entre mis brazos lo que pienso de cada una de las personas de mi alrededor, cosas que nunca llegarían a imaginar. Porque no están siendo buenos tiempos, porque cada día hay algo que me impide ser feliz por pequeño que sea. Pero por muy difícil que haya sido el día, por muchas ganas que haya tenido de tirar la toalla, sé que al llegar a casa estarás tú, esperando a escucharme como cada noche.
Tengo una última cosa que decirte. Sé que últimamente las lágrimas que comparto contigo no son buenas, y que me faltan argumentos para sonreír mientras recuerdo lo que ha pasado durante el día, pero recuerda estas palabras: algún día, cuando menos te lo esperes, volveré a llorar a tu lado, pero esta vez será de felicidad. Y entonces, cada vez que te cuente cómo ha ido el día, no podré disimular la ilusión que me provoca levantarme cada día y la sonrisa que ilumina de nuevo mi cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario