Esa soy yo

No existe en el mundo otra persona como yo, ¿sabes? Tampoco existe otra sonrisa como la tuya, que me haga sentir que soy fuerte, que puedo con todo. Pero bueno, ese es otro tema. Vagueo 25 horas al día y pienso en ti más de lo que es bueno. Me gusta el 43 y el Vodka, pero si bebo es para verte dos veces. ¿Loca yo? Por favor, me ofendes. Simplemente tengo los huevos de ser como soy y no como quieren que sea. ¿Quieres hablar de mí? Hazlo, pero ya que presumes de valentía, mejor que sea a la cara. Estoy harta de personas que van de mucho y no llegan a nada, estoy harta de personas que prometen ser tan importantes como el universo y al final no llegan ni a un soplo de aire fresco. Me gusta ser así. Vivir la vida al máximo. Reírme de los momentos malos que pasé. Llorar hasta hartarme cuando mi vida está patas arriba. Y después sacar fuerzas de donde sea para levantarme del suelo y volver a dar guerra. Enrollarme con los mejores chicos de la ciudad. Tener un carné falso para entrar en cualquier lugar. Fumar y evadirme en el humo. Emborracharme hasta no acordarme de como me llamo. Tener los tacones más altos del país y acabar volviendo a casa descalza. Ser la princesa de tus sueños y la reina de mi vida. Quiero todo lo que sea imposible de tener. En resumen, quiero tener el mundo a mis pies. Pienso que en la vida si no te arriesgas no vives, y por eso un día decidí tirar los miedos por el balcón y empezar a ser la loca que sonríe 25 horas al día, la que improvisa porque odia los planes, la que canta en medio de un montón de gente aunque desafine, a la que no le importa bailar en medio de la calle. Esa soy yo, y si no te gusta, ahí tienes la puerta.

22 mayo 2012

Últimamente me siento mejor que de costumbre. Últimamente me despierto por las mañanas con ganas de comerme el mundo, con ganas de superar con una enorme sonrisa cada obstáculo que se cruce en mi camino. Al principio pensé que sería la cercanía del verano, el saber que dentro de un mes seré por fin libre. Rechacé esa opción al darme cuenta de que es un mes, sí, pero ahogado de exámenes. Así que seguí pensando. No encontré muchas más salidas, no había nada nuevo en mi vida que pudiera estar cambiándola. Y entonces en mi cabeza se iluminó una bombilla, de esas que brillan como las estrellas en una noche de verano, y pensé en ti. Pensé que quizás tú fueras el culpable de todo esto. Porque tú eres el que me ha querido cuando yo no tenía fuerzas para hacerlo. ¿Sabes? Siempre había creído que esto solo pasaba en las películas, pero me equivocaba. Cuando te miro, el resto del mundo desaparece; es como si tu mirada fuera capaz de transportarme a otro mundo completamente diferente, un mundo de colores brillantes, un mundo con una banda sonora incorporada. Cada vez que me llevas a ese mundo, suena una canción diferente. Y cuando vuelvo a la realidad, cuando salgo de esa nube en la que solo estamos tú y yo, en mi cabeza siguen sonando una y otra vez esas canciones. Todo el día. Como si fueran parte de un disco rayado. Un disco rayado que no quiero arreglar.

05 mayo 2012

Tú lo llamas chocolate, yo lo llamo analgésico.
Tú lo llamas twitter, yo lo llamo desahogo.
Tú lo llamas Peeta, yo lo llamo Josh.
Tú lo llamas sábado, yo lo llamo fiesta.
Tú lo llamas música, yo lo llamo vida.
Tú lo llamas juego, yo lo llamo amor.
Tú lo llamas amistad, yo lo llamo esencial.
Tú lo llamas felicidad, yo lo llamo estilo de vida.
No sé si será el estrés de los exámenes, el incesante sonido de las gotas de lluvia estrellándose contra mi ventana, o los problemas de matemáticas que me están poniendo la cabeza como un bombo. O quizás sean el millón de calcetines desparejados que me esperan en la cocina. También podría ser el horóscopo, una alineación estúpida de los planetas, o un eclipse que se acerca. Tal vez sea el litro de batido de fresa que burbujea en mi estómago. O también puede ser que me pasen factura las 25 horas que me pasé ayer pensando en ti. No sé lo que es, pero hoy es un día raro.
Mentiría si dijera que el día que te conocí fue el mejor de mi vida, pero está claro que fue especial. Era uno de esos días en los que nada me salía bien, en los que parecía estar corriendo a contracorriente del resto del mundo. Y entonces apareciste tú, con esa maravillosa sonrisa que me hizo pensar que quizás esto no estuviera tan mal, que puede que sólo me hiciera falta abrir un poco más los ojos para ver la salida del túnel. No sé qué habría hecho sin aquella sonrisa que me devolvió al camino. Puede que hubiera acabado encontrándolo yo sola, pero siendo sincera, no hubiera sido tan divertido. 

02 mayo 2012

Nunca busqué un amor de cuento, una vida de color de rosa en un gran castillo donde los pájaros ayuden a hacer las camas. Ni tú eres Romeo ni yo soy Julieta. Ni tú eres un príncipe azul ni yo soy la Cenicienta. A ti te van más unas deportivas que una corbata, a mí no me va lo de comer perdices. Ni yo fui una damisela en apuros, ni tú viniste a buscarme en un bonito caballo blanco. A ti nadie te llama caballero, y yo rompo cabezas si me llaman señorita. Porque no hace falta que me rescates de ninguna torre o que pintes graffitis en los puentes de mi ciudad. Me conformo con que me lleves a bailar una noche bajo las estrellas, con que me acompañes a ver la luna. Que tus ojos sólo se fijen en los míos, que tus sonrisas sean para mí. Que tus labios digan que estoy loca mientras se acercan a los míos. Que tus manos se pierdan en mi pelo y mi ropa huela a ti. Me basta con que me lleves a casa en moto de madrugada mientras me abrazo a tu espalda.
¿Quién quiere una historia perfecta teniendo una como la nuestra?