Esa soy yo

No existe en el mundo otra persona como yo, ¿sabes? Tampoco existe otra sonrisa como la tuya, que me haga sentir que soy fuerte, que puedo con todo. Pero bueno, ese es otro tema. Vagueo 25 horas al día y pienso en ti más de lo que es bueno. Me gusta el 43 y el Vodka, pero si bebo es para verte dos veces. ¿Loca yo? Por favor, me ofendes. Simplemente tengo los huevos de ser como soy y no como quieren que sea. ¿Quieres hablar de mí? Hazlo, pero ya que presumes de valentía, mejor que sea a la cara. Estoy harta de personas que van de mucho y no llegan a nada, estoy harta de personas que prometen ser tan importantes como el universo y al final no llegan ni a un soplo de aire fresco. Me gusta ser así. Vivir la vida al máximo. Reírme de los momentos malos que pasé. Llorar hasta hartarme cuando mi vida está patas arriba. Y después sacar fuerzas de donde sea para levantarme del suelo y volver a dar guerra. Enrollarme con los mejores chicos de la ciudad. Tener un carné falso para entrar en cualquier lugar. Fumar y evadirme en el humo. Emborracharme hasta no acordarme de como me llamo. Tener los tacones más altos del país y acabar volviendo a casa descalza. Ser la princesa de tus sueños y la reina de mi vida. Quiero todo lo que sea imposible de tener. En resumen, quiero tener el mundo a mis pies. Pienso que en la vida si no te arriesgas no vives, y por eso un día decidí tirar los miedos por el balcón y empezar a ser la loca que sonríe 25 horas al día, la que improvisa porque odia los planes, la que canta en medio de un montón de gente aunque desafine, a la que no le importa bailar en medio de la calle. Esa soy yo, y si no te gusta, ahí tienes la puerta.

18 junio 2012

Demuéstrales a todos que no necesitas ningún disfraz para ser valiente. Que por muchas ganas que hayas tenido de tirar la toalla, sigues aquí. Que eres fuerte. Haz que se arrepientan de no haber apostado por ti. Recuérdales al ave Fénix, que renace de sus cenizas. Que sepan que nunca estuviste en el suelo, que solamente estabas cogiendo carrerilla para volar más alto. Déjales con la boca abierta. Ha llegado la hora de enseñarles quién eres en realidad.

-Esto no va a salir bien.
-¿Acaso alguna vez sale bien?
-Es demasiado complicado, y a mí nunca me sale nada bien.
-Te confesaré algo. A mí las cosas no acostumbran a salirme bien tampoco. De cada cinco cosas que me propongo fracaso en dos, consigo otras dos y tiro la toalla antes de empezar la última. Pero esto va a ser diferente.
-¿Y por qué crees que va a ser así?
-No lo creo, estoy seguro. Mira, si tuviéramos que elegir un signo, positivo o negativo, para decir cómo suelen salirnos las cosas, seríamos el negativo, el menos, ¿verdad?
-Sí, supongo que sí.
-Exacto. Y si los dos somos negativos, y menos por menos es más, ¿a qué conclusión llegas?
-A la conclusión de que me perdí hace rato en esta conversación.
-Yo te encuentro. Menos por menos es más. Tú eres un menos y yo soy otro. El resultado es un más. El resultado de lo nuestro es algo bueno. Y no va a ser fácil, claro, y tendremos que esforzarnos cada día, pero por algo así, ¿no merece la pena?

17 junio 2012


Querida almohada:
Quería darte las gracias por todo lo que estás haciendo por mí. ¿Quién me ha visto llorar más veces que tú estos últimos meses? Y ninguna de las veces ha sido de alegría. Te he abrazado cuando he tenido miedo porque no sabía qué iba a pasar al día siguiente, cuando mi mundo se ponía patas arriba y yo no podía mantener el equilibrio, cuando la gente de mi alrededor me engañaba, cuando jugaban con mis sentimientos, cuando no encontraba nada a lo que agarrarme para dejarte por la mañana y lo único que quería era que el día pasara rápido para volver a estar contigo. Todos esos días en los que no sabía quién quería ser, en los que no sabía por qué camino tirar sin equivocarme, fuiste la única que estuvo ahí. Nunca hablas, pero tampoco me juzgas. Simplemente escuchas mis gritos, mis llantos, mis súplicas y mis insultos. Escuchas pacientemente entre mis brazos lo que pienso de cada una de las personas de mi alrededor, cosas que nunca llegarían a imaginar. Porque no están siendo buenos tiempos, porque cada día hay algo que me impide ser feliz por pequeño que sea. Pero por muy difícil que haya sido el día, por muchas ganas que haya tenido de tirar la toalla, sé que al llegar a casa estarás tú, esperando a escucharme como cada noche.
Tengo una última cosa que decirte. Sé que últimamente las lágrimas que comparto contigo no son buenas, y que me faltan argumentos para sonreír mientras recuerdo lo que ha pasado durante el día, pero recuerda estas palabras: algún día, cuando menos te lo esperes, volveré a llorar a tu lado, pero esta vez será de felicidad. Y entonces, cada vez que te cuente cómo ha ido el día, no podré disimular la ilusión que me provoca levantarme cada día y la sonrisa que ilumina de nuevo mi cara.

13 junio 2012

"Sólo podemos echar de menos las cosas que tuvimos". MENTIRA. Y de las grandes. Yo echo muchas cosas de menos y jamás han sido mías. Echo de menos esos paseos que nunca dimos por las calles más estrechas de la ciudad, esos helados que nunca compartimos y no probé de tu boca, esos besos que nos frenaban y hacían que la gente que pasaba a nuestro lado nos mirara con envidia. También echo de menos dormir abrazada a ti, que me despiertes con un beso y pasear por tu habitación con una de tus sudaderas. ¿Y qué me dices de esas risas tontas que nunca echamos mientras nos mirábamos a los ojos? Nunca vimos como cada carcajada nuestra hacía que el resto del mundo se desvaneciera. ¿Y sabes lo que más echo de menos? Esa canción que nunca escuchamos después de no hacer el amor.
Otra noche más, en vela, cansada de contar las estrellas que quizás tú también estés viendo desde tu ventana. Una noche que cierra otro día en el que no he podido sacarte de la cabeza, en el que no he podido dejar de intentar averiguar como puedo quererte tan fuerte. Resulta inútil intentar responder a esa pregunta. Te quiero y ya está. Pero a mí eso no me vale. Necesito saber por qué. Necesito saber si es por esos abrazos que llegan cuando más los necesito, si es por tu voz que me anima al otro lado del teléfono cuando quiero mandarlo todo a la mierda, o si es esa sonrisa tuya que consigue que salga la mía. Necesito saber qué es eso que haces, eso que me haces sentir, para que cada noche me quede como una tonta mirando a las estrellas mientras pienso en tus ojos verdes. Y aunque es posible que quizás no haya una razón lógica y que lo que siento no tenga ninguna explicación, volveré cada noche a mi ventana a intentar descubrirla.

08 junio 2012

-¿Por qué no intentas dormir?
-No quiero dormir.
-¿No estás cansada?
-Un poco… pero no quiero cerrar los ojos. No quiero que al abrirlos todo esto haya desaparecido… No quiero que tú no estés cuando despierte, que no haya sido más que un sueño.
-No te preocupes, no te vas a librar de mí tan fácilmente, pequeña. Descansa, que yo vigilo el mundo por los dos.
¿Quién iba a decir que yo, un día como hoy, estaría a punto de saltar al vacío? Hace unas semanas me reía de todas esas tontos enamorados, y ahora me doy cuenta de que no eran tontos, simplemente locos. Porque el amor nos vuelve locos, nos envuelve, nos atrapa con una fina manta que nos impide escapar. Y yo huí de él durante mucho tiempo, conseguí esconderme el tiempo suficiente para evitar enamoramientos infantiles, pero no para evitarte a ti. Y aquí estoy, a dos centímetros del abismo, sabiendo que no habrá vuelta atrás, que si decido dar el paso, estará perdida. Recorro esos dos centímetros, rompo el aire con mis finos labios, de los que se escapa olor a café, y me encuentro con los tuyos. He saltado y sí, estoy perdida. Perdidamente enamorada de ti.
Dicen que lo más difícil de un largo camino es el principio. Probablemente sea porque no sabes cómo va a salir, qué va a pasar, si realmente merecerá la pena o si te estarás equivocando. Yo no hace mucho que empecé este camino. Pero al mirar hacia atrás, al intentar recordar como fue mi principio, vienen a mi cabeza tantas palabras, personas, momentos y sentimientos, que me parece un camino larguísimo. Y quizás sea de verdad más largo de lo que creo. Porque en él he aprendido, crecido y madurado. He descubierto quién soy. He aprendido que no todo es bueno en el mundo, pero que las cosas buenas son tan buenas que hacen que el resto merezca la pena. He aprendido que por muchos momentos bajos que vivas, siempre habrá gente que multiplicará los buenos con sonrisas. He aprendido que si en medio del camino aparece un obstáculo es porque eres fuerte y puedes superarlo. Y ahora llega el final. Pero es un final agridulce. Porque nada de lo que venga de aquí en adelante será como todo lo anterior, pero ¿quién dice que tu pasado no puede aparecer en el futuro? Y claro que no será igual, pero es tanto lo que hemos vivido, que un poco de distancia no será suficiente para romperlo.