Muchos dicen que tienen los mejores amigos del mundo, pero en mi caso es verdad. Ellas son lo más importante, son lo mejor de mi vida, son mi razón para sonreír, son únicas, son perfectas. Nunca les agradeceré todo lo que han hecho por mí, no podría hacerlo ni con un millón de vidas. Hemos crecido juntas, hemos compartido mil y un secretos, nos hemos ayudado cuando hemos tenido miedo, hemos llorado y reído. He pasado tantos momentos inolvidables con ellas que no podría elegir uno. Me conocen, saben como soy. Les vale una palabra mía para saber si miento o digo la verdad. Me han abrazado mientras lloraba, me han hecho fotos mientras reía, hemos pintado nuestros nombres en la arena de la playa y con tiza en los edificios. Y es que en este mundo donde abunda tanta mentira y tanto engaño, tantas malas palabras y tanta falsedad, yo encontré a estas chicas. Estas chicas que dan van dando voces por la calle, que corren cuando llueve o se ponen a bailar, que (aunque no sé como lo hacen) siempre tienen una sonrisa pintada en la cara, que están jodidamente locas, que siempre tienen una palabra bonita, que fotografían en su cabeza cada momento, que cantan hasta quedarse sin voz, que me quieren.
Son mis amigas, por encima de todas las cosas.