Esa soy yo

No existe en el mundo otra persona como yo, ¿sabes? Tampoco existe otra sonrisa como la tuya, que me haga sentir que soy fuerte, que puedo con todo. Pero bueno, ese es otro tema. Vagueo 25 horas al día y pienso en ti más de lo que es bueno. Me gusta el 43 y el Vodka, pero si bebo es para verte dos veces. ¿Loca yo? Por favor, me ofendes. Simplemente tengo los huevos de ser como soy y no como quieren que sea. ¿Quieres hablar de mí? Hazlo, pero ya que presumes de valentía, mejor que sea a la cara. Estoy harta de personas que van de mucho y no llegan a nada, estoy harta de personas que prometen ser tan importantes como el universo y al final no llegan ni a un soplo de aire fresco. Me gusta ser así. Vivir la vida al máximo. Reírme de los momentos malos que pasé. Llorar hasta hartarme cuando mi vida está patas arriba. Y después sacar fuerzas de donde sea para levantarme del suelo y volver a dar guerra. Enrollarme con los mejores chicos de la ciudad. Tener un carné falso para entrar en cualquier lugar. Fumar y evadirme en el humo. Emborracharme hasta no acordarme de como me llamo. Tener los tacones más altos del país y acabar volviendo a casa descalza. Ser la princesa de tus sueños y la reina de mi vida. Quiero todo lo que sea imposible de tener. En resumen, quiero tener el mundo a mis pies. Pienso que en la vida si no te arriesgas no vives, y por eso un día decidí tirar los miedos por el balcón y empezar a ser la loca que sonríe 25 horas al día, la que improvisa porque odia los planes, la que canta en medio de un montón de gente aunque desafine, a la que no le importa bailar en medio de la calle. Esa soy yo, y si no te gusta, ahí tienes la puerta.

24 abril 2012

Vale, tienes razón. Si yo no hubiera sido tan cabezota, si yo hubiera puesto un poco más de mi parte, si yo no te lo hubiera puesto tan difícil, esto no habría pasado. No éramos la pareja perfecta, posiblemente no pegábamos ni con cola, pero nos quisimos en pocos días mucho más de lo que el resto de la gente se llega a querer en años. Y quizás ese fue el problema. El quererte tanto en tan poco tiempo me vino grande. El que te preocuparas por cada pensamiento que pasaba por mi cabeza. El que supieras cuántas de mis sonrisas eran fingidas. El que supieras hacerme feliz como nadie nunca me había hecho. Me asusté, ¿vale? Cada vez que he caído, cada vez que me han engañado, cada vez que me he sentido sola, he aprendido. He aprendido que nada es lo que parece, que grandes amigos se convierten en desconocidos, que hay que desconfiar de todo. Y de repente apareces tú. Y haces que me olvide hasta de mi nombre. Y vienen a mi cabeza todas las noches que he pasado llorando hasta quedarme dormida. Sentí que tú también me ibas a fallar. Que en el momento en el que más te quisiera, cuando más arriba estuviera, caería al suelo y volvería a estar sola. Y te dejé escapar. Te eché de mi vida por la puerta de atrás. Pero no conseguía olvidarte. Y no creas que no lo intenté. Hasta que ha llegado el día en el que he tenido que admitir que no voy a hacerlo, que es imposible sacar de la cabeza lo que no ha salido del corazón. Y tú estás en el mío, en un pequeño hueco del que nadie te ha conseguido sacar. Así que aquí me tienes. Delante de ti. Tragándome mi orgullo y las palabras que dije antes de decirnos adiós. Porque te quiero. Porque creo que siempre he sabido que te quería. Y porque te prometo que por muy asustada que esté, no voy a volver a irme.

1 comentario:

  1. Ooooooooooooooh, que bonito, me ha gustado mucho la entrada
    espero tu visita*-*

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