Esa soy yo

No existe en el mundo otra persona como yo, ¿sabes? Tampoco existe otra sonrisa como la tuya, que me haga sentir que soy fuerte, que puedo con todo. Pero bueno, ese es otro tema. Vagueo 25 horas al día y pienso en ti más de lo que es bueno. Me gusta el 43 y el Vodka, pero si bebo es para verte dos veces. ¿Loca yo? Por favor, me ofendes. Simplemente tengo los huevos de ser como soy y no como quieren que sea. ¿Quieres hablar de mí? Hazlo, pero ya que presumes de valentía, mejor que sea a la cara. Estoy harta de personas que van de mucho y no llegan a nada, estoy harta de personas que prometen ser tan importantes como el universo y al final no llegan ni a un soplo de aire fresco. Me gusta ser así. Vivir la vida al máximo. Reírme de los momentos malos que pasé. Llorar hasta hartarme cuando mi vida está patas arriba. Y después sacar fuerzas de donde sea para levantarme del suelo y volver a dar guerra. Enrollarme con los mejores chicos de la ciudad. Tener un carné falso para entrar en cualquier lugar. Fumar y evadirme en el humo. Emborracharme hasta no acordarme de como me llamo. Tener los tacones más altos del país y acabar volviendo a casa descalza. Ser la princesa de tus sueños y la reina de mi vida. Quiero todo lo que sea imposible de tener. En resumen, quiero tener el mundo a mis pies. Pienso que en la vida si no te arriesgas no vives, y por eso un día decidí tirar los miedos por el balcón y empezar a ser la loca que sonríe 25 horas al día, la que improvisa porque odia los planes, la que canta en medio de un montón de gente aunque desafine, a la que no le importa bailar en medio de la calle. Esa soy yo, y si no te gusta, ahí tienes la puerta.

24 marzo 2012

23 marzo 2012

No me conoces, o al menos no me conoces tanto como tú crees. No soy bipolar, nunca quise ver unicornios, tampoco me hubiera gustado llamarme Ralph. Puedes pensar que tengo personalidad. O no. Digamos al menos que tengo las narices para decir lo que pienso sin importarme lo que vayas a pensar tú. Soy de las que sale bailando empapada de la ducha, de las que nunca llevan paraguas y siempre se mojan bajo la lluvia. De las que andan descalzas por casa. De las que cuando tienen un día estresado lo pagan con el que no debe, de las que cantan aunque desafinen, de las que lloran con las películas. De las que dicen la verdad. De las que dicen lo que piensan pero no siempre piensan lo que dicen. De las que un día ven el vaso medio lleno y al día siguiente no ven ni el vaso. De las que piensan que pueden cambiar el mundo cuando lo ven en alguna película. De las que no se rinden aunque le falten las fuerzas. De las que sueñan despiertas. De las realistas. De las que tienen aspiraciones. De las sensibles. De las que les entra la risa tonta por bobadas. De las que lloran. De las que buscan magia en las palabras. De las que la encuentran. De las que se dejan transportar a otra realidad con la música. De las que se enamoran fácilmente. De las que se ilusionan. De las que no comen de todo. De las que no se arrepienten de comer chocolate. De las que no guardan rencor. De las que perdonan pero nunca olvidan. De las que son bastante celosas. De las transparentes. De las que les gustan los ojos y sonrisas sinceras. De las que se ríen. De las que buscan algo bueno en cualquier persona. De las que consideran esencial a las amigas. De las que matarían por su familia. De las que prefieren la calidad a la cantidad. De las que hacen todo lo posible por conservar lo que tienen. De las que quizás haya muchas o quizás haya pocas. De las que no te puedes sacar de la cabeza. De las que te pueden hacer muy feliz.

19 marzo 2012

Cuando cuentes hombros en los que llorar, te van a sobrar una mano y seis dedos. Todo el mundo quiere estar cuando las cosas van bien, cuando la vida te sonríe y la suerte está de tu lado. Muchos buscan aprovecharse de esa suerte y ver si se les contagia, otros solamente quieren pasar un buen rato, y un pequeño puñado de personas que no llenan ni los dedos de una mano, estarán porque quieren disfrutar contigo esa felicidad. Pero cuando las cosas van mal, cuando vas de culo, cuestabajo y sin frenos, los 'muchos' de antes se alejan por si les arrastras contigo, los 'otros' no pueden pasar buenos ratos con tus tropiezos y también se largan, y los únicos que quedan son ese 'puñado de personas'. Así que si encuentras a gente que forme parte de ese último grupo, cuídala, lucha, valórales como se merecen, no los pierdas.

11 marzo 2012

He llegado a la conclusión de que soy una especie en peligro de extinción. Más que nada porque no hay otra persona como yo. Soy rara, soy diferente, soy yo. Soy tan impredecible que nadie conseguirá averiguar qué estoy pensando o cómo voy a actuar. No puedes entenderme porque no puedo hacerlo ni yo misma. Un día me levanto con ganas de comerme el mundo y día siguiente con ganas de comerme un donut. Soy capaz de resolver los problemas de los demás pero no sé por dónde empezar con los míos. Paso de estar hundida a ser feliz en unas pocas sonrisas. Si me tratan demasiado bien, pensaré que quieren algo de mí. Si te quiero, seguiré haciéndolo por muy mal que me trates, hasta que por fin un día abra los ojos y me de cuenta de que sólo eres un capullo más que no se merece tenerme al lado. Entro a los probadores de las tiendas, me pongo mil cosas diferentes y hago muecas con mis amigas ante el espejo o me pongo seria y nadie puede hacerme sonreír. Puedo ser la persona más borde del mundo o ser más tierna que un bebé durmiendo. Si un día me peino bien ten claro que al día siguiente mi pelo estará fatal. Tengo muchas manías, una larga lista de caprichos y cada día me descubro un nuevo defecto. Si hoy te quiero, mañana puedo odiarte o quererte aún más. No me pinto los labios pero siempre llevo pintadas las uñas. Imagino finales para historia que todavía no han empezado. Suelto lo primero que me viene a la cabeza. Pato. Bu. Amarillo. Te puedo crear mucha confusión, hasta el punto de que no sepas qué contestar a mis preguntas o qué hacer cuando me enfado y no respiro, o te puedo hacer reír tanto que no puedas decir nada, solo mirarme con los ojos medio cerrados mientras sonríes. No sé si mis pocas virtudes ganan a mis enormes defectos, solo sé que quién quiere disfrutar de las primeras tiene que aguantar las segundas, y que si consigues hacerlo, me tendrás siempre a tu lado. Y mis siempres suelen durar bastante, digamos que no tienen fecha de caducidad.

10 marzo 2012

-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?
+ Nada.
-Vale y ahora dime la verdad, ¿qué te pasa?
+ Han vuelto...
-¿Qué? ¿Quién ha vuelto?
+ Las ganas de estar con él. De sentir su aliento en mi nuca, de que me deje su chaqueta cuando tengo frío, de que me abrace, de apoyar la cabeza en su hombro, de no parar de besarle.
-Bueno, ¿y cuál es el problema?
+ El problema soy yo.
-¿Tú eres tonta? ¿Por qué dices eso?
+ Porque no soy lo que él quiere, no soy la chica de sus sueños, no soy perfecta y nunca llegaré a serlo. Soy poca cosa para él. Hay muchas chicas que le darían cosas que yo no le puedo dar.
-Hay algo que sólo le puedes dar tú.
+ ¿El qué?
- Amor.

02 marzo 2012

A ti que estás leyendo esto. A ti que quizás hayas leído algún tweet mío, o incluso alguna de mis otras entradas. A ti que hasta es posible que me hayas dicho que te gusta como escribo o que lo hago fatal, que te sientes más o menos identificado con lo que digo. Sé que a veces me repito mucho escribiendo, que algunos días mis entradas se centran en un único tema, que unas veces provoca lágrimas y otras sonrisas. Pero no lo hago a propósito. Escribo porque me gusta hacerlo, porque me siento bien cuando lo hago, porque me gusta pensar que a otra gente le ocurren cosas parecidas a las que me pasan a mí. Siempre me ha gustado mucho y algún día me gustaría participar en un concurso de literatura. Uno de mis sueños es publicar un libro. Ni siquiera necesito que lo lea mucha gente, me bastaría con tenerlo yo, con saber que lo he conseguido. Pero yo no escribo solo por mí. También escribo para que lo leas tú. Si tú. Para que sonrías con mis estupideces o te sientas mejor al saber que no eres el único que a veces se siente solo o incomprendido. Y bueno, si digo todo esto es porque tal vez deje esto un poco abandonado durante una semana, por los exámenes y eso, y antes de irme, quería daros las gracias. Puede que penséis que no habéis hecho nada por lo que deba daroslas, pero sólo por leerme, debo hacerlo. Muchísimas gracias a todos :)

01 marzo 2012

En ocasiones mi vida parece un circo. Yo soy la payasa y el resto es el público. Olvidan mis victorias y me recuerdan una y otra vez mis derrotas. Desde sus asientos me contemplan con miradas acusadoras, con ojos que intentan ver hasta mi último error, controlar cada pestañeo, determinar cuánto miedo tengo a fracasar. También escucho alguna que otra risa, anticipándose a la que creen que será mi gran caída. Doy un paso, dos, tres, otro más. Siento que no avanzo, dudo en cada respiración, comienzo a temblar. Sé que ahora mismo, soy el centro de todas las críticas, su entretenimiento. Pero no me duelen los comentarios de gente desconocida, ni siquiera lo hacen los comentarios de gente a la que conozco vagamente. Gente que quiere verme fracasar en todo lo que me proponga, caer al suelo y seguir cayendo hasta que me quede sin fuerzas para intentarlo. No se inmutan al ver el miedo en mis ojos, es más, aplauden con cada paso que doy hacia el vacío. Y sigo dando pasos, hacia una cuerda que no sé muy bien quién ha colocado ahí. Tal vez haya sido yo, meses atrás, por el simple intento de ser una más, de ser una de vosotros. Sin darme cuenta, estoy sobre la cuerda. Un mínimo movimiento me haría caer al foso de los leones, que quizás no son más que todos esos miedos que me han echado para atrás alguna vez: el miedo a la oscuridad, a la soledad, al perderme y que nadie quiera encontrarme. En ese instante, pasan por mi cabeza miles de pensamientos a la vez, cientos de recuerdos, millones de sonrisas y otras tantas lágrimas. Y decido que no, que hoy no voy a ser la que caiga para divertir al resto, que hoy soy yo la que se ríe. Y salgo así, corriendo por la cuerda, con los brazos en alto, gritando lo que me viene a la mente. Y llego al otro lado. Entonces miro hacia abajo, todas esas personas tienen la boca abierta, no saben cómo la 'perdedora' ha superado la cuerda, cómo no ha caído a los leones, cómo no se ha dejado atrapar por sus miedos, por sus inseguridades. Y salgo por la puerta grande, con una sonrisa en la boca, con un pensamiento de 'aquí estoy yo, volviendo a dar guerra'.