Esa soy yo

No existe en el mundo otra persona como yo, ¿sabes? Tampoco existe otra sonrisa como la tuya, que me haga sentir que soy fuerte, que puedo con todo. Pero bueno, ese es otro tema. Vagueo 25 horas al día y pienso en ti más de lo que es bueno. Me gusta el 43 y el Vodka, pero si bebo es para verte dos veces. ¿Loca yo? Por favor, me ofendes. Simplemente tengo los huevos de ser como soy y no como quieren que sea. ¿Quieres hablar de mí? Hazlo, pero ya que presumes de valentía, mejor que sea a la cara. Estoy harta de personas que van de mucho y no llegan a nada, estoy harta de personas que prometen ser tan importantes como el universo y al final no llegan ni a un soplo de aire fresco. Me gusta ser así. Vivir la vida al máximo. Reírme de los momentos malos que pasé. Llorar hasta hartarme cuando mi vida está patas arriba. Y después sacar fuerzas de donde sea para levantarme del suelo y volver a dar guerra. Enrollarme con los mejores chicos de la ciudad. Tener un carné falso para entrar en cualquier lugar. Fumar y evadirme en el humo. Emborracharme hasta no acordarme de como me llamo. Tener los tacones más altos del país y acabar volviendo a casa descalza. Ser la princesa de tus sueños y la reina de mi vida. Quiero todo lo que sea imposible de tener. En resumen, quiero tener el mundo a mis pies. Pienso que en la vida si no te arriesgas no vives, y por eso un día decidí tirar los miedos por el balcón y empezar a ser la loca que sonríe 25 horas al día, la que improvisa porque odia los planes, la que canta en medio de un montón de gente aunque desafine, a la que no le importa bailar en medio de la calle. Esa soy yo, y si no te gusta, ahí tienes la puerta.

01 marzo 2012

En ocasiones mi vida parece un circo. Yo soy la payasa y el resto es el público. Olvidan mis victorias y me recuerdan una y otra vez mis derrotas. Desde sus asientos me contemplan con miradas acusadoras, con ojos que intentan ver hasta mi último error, controlar cada pestañeo, determinar cuánto miedo tengo a fracasar. También escucho alguna que otra risa, anticipándose a la que creen que será mi gran caída. Doy un paso, dos, tres, otro más. Siento que no avanzo, dudo en cada respiración, comienzo a temblar. Sé que ahora mismo, soy el centro de todas las críticas, su entretenimiento. Pero no me duelen los comentarios de gente desconocida, ni siquiera lo hacen los comentarios de gente a la que conozco vagamente. Gente que quiere verme fracasar en todo lo que me proponga, caer al suelo y seguir cayendo hasta que me quede sin fuerzas para intentarlo. No se inmutan al ver el miedo en mis ojos, es más, aplauden con cada paso que doy hacia el vacío. Y sigo dando pasos, hacia una cuerda que no sé muy bien quién ha colocado ahí. Tal vez haya sido yo, meses atrás, por el simple intento de ser una más, de ser una de vosotros. Sin darme cuenta, estoy sobre la cuerda. Un mínimo movimiento me haría caer al foso de los leones, que quizás no son más que todos esos miedos que me han echado para atrás alguna vez: el miedo a la oscuridad, a la soledad, al perderme y que nadie quiera encontrarme. En ese instante, pasan por mi cabeza miles de pensamientos a la vez, cientos de recuerdos, millones de sonrisas y otras tantas lágrimas. Y decido que no, que hoy no voy a ser la que caiga para divertir al resto, que hoy soy yo la que se ríe. Y salgo así, corriendo por la cuerda, con los brazos en alto, gritando lo que me viene a la mente. Y llego al otro lado. Entonces miro hacia abajo, todas esas personas tienen la boca abierta, no saben cómo la 'perdedora' ha superado la cuerda, cómo no ha caído a los leones, cómo no se ha dejado atrapar por sus miedos, por sus inseguridades. Y salgo por la puerta grande, con una sonrisa en la boca, con un pensamiento de 'aquí estoy yo, volviendo a dar guerra'.

1 comentario:

  1. Escribes genial, en serio. Me he quedado impresionada. Esta entrada es perfecta... ¡Luego me dices tú a mí que yo escribo bien!
    Un placer leerte. :)

    ResponderEliminar