Esa soy yo

No existe en el mundo otra persona como yo, ¿sabes? Tampoco existe otra sonrisa como la tuya, que me haga sentir que soy fuerte, que puedo con todo. Pero bueno, ese es otro tema. Vagueo 25 horas al día y pienso en ti más de lo que es bueno. Me gusta el 43 y el Vodka, pero si bebo es para verte dos veces. ¿Loca yo? Por favor, me ofendes. Simplemente tengo los huevos de ser como soy y no como quieren que sea. ¿Quieres hablar de mí? Hazlo, pero ya que presumes de valentía, mejor que sea a la cara. Estoy harta de personas que van de mucho y no llegan a nada, estoy harta de personas que prometen ser tan importantes como el universo y al final no llegan ni a un soplo de aire fresco. Me gusta ser así. Vivir la vida al máximo. Reírme de los momentos malos que pasé. Llorar hasta hartarme cuando mi vida está patas arriba. Y después sacar fuerzas de donde sea para levantarme del suelo y volver a dar guerra. Enrollarme con los mejores chicos de la ciudad. Tener un carné falso para entrar en cualquier lugar. Fumar y evadirme en el humo. Emborracharme hasta no acordarme de como me llamo. Tener los tacones más altos del país y acabar volviendo a casa descalza. Ser la princesa de tus sueños y la reina de mi vida. Quiero todo lo que sea imposible de tener. En resumen, quiero tener el mundo a mis pies. Pienso que en la vida si no te arriesgas no vives, y por eso un día decidí tirar los miedos por el balcón y empezar a ser la loca que sonríe 25 horas al día, la que improvisa porque odia los planes, la que canta en medio de un montón de gente aunque desafine, a la que no le importa bailar en medio de la calle. Esa soy yo, y si no te gusta, ahí tienes la puerta.

13 mayo 2013

Estaba hasta las trancas por ti, chico, y he necesitado perderte para darme cuenta. ¿Por qué empezamos a valorar lo que teníamos cuando ya no es nuestro? ¿Por qué no me di cuenta antes de todo lo que podríamos haber sido?
Ahora estás ahí, frente a mí con un arma cargada de excusas, y mientras yo con mi frágil escudo inocente, intentando creer todo lo que sale de tu boca. Dices que no nos olvidaremos, que hemos sido algo grande y que lo intentaremos más adelante, cuando estemos preparados para algo así... pero ambos sabemos que es lo que tienes que decir, es lo que toca en estos casos. Yo interpreto bien mi papel y crees que no estoy triste, pero tus palabras van quemando este papel de una esquina a la otra.
Intentas convencerme, darme argumentos para que piense que mi vida será mejor sin ti, que habíamos desgastado lo que sentíamos, que nos estábamos destruyendo el uno al otro. Pero yo sé bien que no es así. La vida seguirá, pero ¿cómo? Si no soy tu chica ¿quién soy? ¿Quién va a abrazarme cuando despierte gritando en medio de la noche? Aunque es probable que ya no tenga más pesadillas, porque creo que lo que  está sucediendo ahora mismo es lo que más temía: nos hemos perdido.


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